viernes, 6 de marzo de 2015

Pensamientos de Director. O la vida vale más que el oro.

A veces creo que estoy hablando solo. Debería dedicarme al monólogo. 

Un joven ingenuo sale de casa a un edad demasiado temprana, cargado con la espada de su abuelo y una chaquetilla de cuero que se ha comprado por el sueldo de tres meses de duro trabajo labriego. Meses más tarde, el pobre chalado la palma por no tener la menor idea de cómo manejar una espada y, mucho menos, como acabar con un trol. El joven que escapó de la granja ahora es un amasijo de huesos y carne triturada bajo la gran maza de un trol bonachón.  Todo son llantos, y todo por un puñado de monedas de oro.

Hay que pagar el peaje,  señores. 

Luego está el chaval un poco más listo que, en lugar de lanzarse solo a la aventura, se busca primero un grupo de colegas que le echen una mano. Aun así,  muchos mueren por un oro que quizás no necesiten. Y así se suceden una aventura y otra. Hombrecillos de extraña índole que se alistan a mil grupos mercenarios para enfrentarse a los peligros de un mundo siempre peligroso.

Como director, este esquema me aburre. Sobre todo después de haberle dado tantas oportunidades. Pensando y pensando he llegado a la conclusión de que lo que más me aburrían eran los personajes,  que acababan siendo creaciones clónicas sin más intención en sus mentes que la de llenar su bolsa. Y eso está feo también.

He llegado a preocuparme intentando mejorar esta actitud en mis jugadores. No es problema mio, ni de mis historias. El problema es que la concepción del personaje empieza de forma errónea. Sobre todo porque no saben a que se van a enfrentar de antemano. Y como ese aspecto, esa sorpresa de la historia, si me gusta, decidí atacar por otra parte. Y es que, ¿qué preocupa a un jugador más que la riqueza de su personaje? Pues que su personaje sobreviva. Ya que no puedo evitar la avaricia de mis jugadores, al menos a viveros su instinto más básico.  Y cuando la historia que se juega esta centrada en que nuestros jugadores son el objetivo de medio mundo, los enemigos públicos número 1, uno, como director, se encuentra con muchas facilidades.  La creación de enemigos surge de manera casi instantánea.  Los que sean inocentes se encontrarán a sí mismos intentando limpiar su nombre, nadie querrá nunca pasar demasiado tiempo en el mismo sitio, y la desconfianza se instaura cómo nuevo orden.

Personalmente me gusta esta nueva partida que me he sacado de la manga. Me gusta este nuevo enfoque que hemos encontrado mis jugadores y yo. Y, me gusta tanto, que quizás me atreva a haceros actual plays de toda esta aventura. La Flor de los Pétalos Dorados, que se llama. Estad atentos a nuevas actualizaciones con ese nombre, y tomaos este artículo como una premier,  un avance, pura publicidad. O, bueno, como un zurullo. Estáis en vuestro derecho.

Borgeos. 

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